Aburrido de nuevo y soltero en Nueva York, pensó en trasladarse a Miami y casarse con una amiga lesbiana para «guardar las apariencias, sin que ninguno se interpusiera en el camino del otro». El primer jugador que falleció estando en activo fue Juan Tornero de Orta, que falleció el 7 de agosto de 1917, a la edad de 23 años, a causa de unas fiebres tifoideas contraídas al bañarse en una charca en Aznalcóllar.