Instauró el marcador electrónico, introdujo la celebración con fuegos artificales de cada ‘home run’ de los White Sox y sustituyó los cacahuetes y palomitas que amenizaban el seguimiento del juego desde la grada por hot dogs. Fue el primero que vio al deporte como un elemento de cohesión familiar y cuidó el detalle al máximo: espejos en los baños de los estadios, uniformes pulcros en el personal que acomodaba a la gente en la grada y a los que exigía estar bien afeitados.